De que color es el cerebro

El color rosa del cerebro

Piensa en el sol naranja que se pone en el horizonte. Bonito, ¿verdad? Es cierto, el naranja puede ser un color acogedor y que levanta el ánimo de los estudiantes, lo que a su vez favorece el confort y mejora el funcionamiento neuronal.

Algunas investigaciones sugieren que las personas con un trabajo altamente intelectual, que requiere una gran carga cognitiva, por ejemplo, los programadores o los académicos, son más productivos en un entorno azul. Eso sí, la vida no puede ser demasiado monocromática: hay que equilibrarla con colores más cálidos. Estos se pueden encontrar utilizando el lado opuesto de la rueda de color. El azul se utiliza mejor en situaciones de aprendizaje que suponen un reto. El papel azul, la tinta azul o el subrayado azul también pueden servir para mejorar la comprensión de la lectura. El azul, en general, parece ser un color relajante y calmante, pero los tonos más claros parecen más “amigables”, mientras que los más oscuros parecen un poco más sombríos. Volviendo a los expertos, muchos psicólogos del color recomiendan utilizar colores azules, pero añadiendo un poco más de fuerza con el naranja, especialmente para resaltar información (como hemos mencionado antes).

De qué color es un cerebro muerto

El color producido por la luz es una especie de energía. Esta energía afecta tanto a las funciones de nuestro cuerpo como a nuestra mente y emociones. Aunque el ojo es el órgano de la vista, los estudios realizados sugieren que en realidad el cerebro percibe la imagen. La imagen es observada y transmitida a la parte correspondiente del cerebro por millones de terminaciones nerviosas en la retina del ojo, lo que lleva a la percepción de la imagen. Gracias a los estudios realizados con el uso de tecnología avanzada, ahora sabemos que el color afecta a las ondas cerebrales, al sistema nervioso autónomo y a la actividad hormonal y estimula diversas emociones. En otras palabras, reaccionamos tanto fisiológica como psicológicamente al color.

Existe una conexión entre nuestro cerebro y nuestras acciones. Dependiendo de cómo se estimule el cerebro, una persona puede sentirse feliz, enfadada, triste o ansiosa. El sistema nervioso central es el principal centro de control de las acciones humanas. Según los estudios, cada estímulo que reciben las células nerviosas afecta primero al tronco cerebral y luego a todo el sistema nervioso. El ser humano está sometido a muchos estímulos, entre ellos la vista, durante el día. Estos estímulos pueden ser pequeños o muy grandes en número.

De qué color son los resultados de su cerebro

Un mundo sin color parece carecer de elementos cruciales. Y así es. Los colores no sólo nos permiten ver el mundo con mayor precisión, sino que también crean cualidades emergentes que no existirían sin ellos. La fotografía en color de la izquierda, por ejemplo, muestra hojas otoñales en el agua plácida de una fuente, junto con los reflejos de los árboles y de un cielo azul oscuro detrás de ellos. En una fotografía en blanco y negro de la misma escena, las hojas son menos nítidas, el cielo azul oscuro está ausente, los reflejos de la luz son débiles, el agua apenas es visible y la diferencia de profundidad aparente entre el cielo, los árboles y las hojas flotantes prácticamente desaparece.

Sin embargo, este papel del color, e incluso la verdadera naturaleza del color, no está bien reconocido. Mucha gente cree que el color es una propiedad definitoria y esencial de los objetos, que depende enteramente de las longitudes de onda específicas de la luz que reflejan. Pero esta creencia es errónea. El color es una sensación creada en el cerebro. Si los colores que percibimos dependieran sólo de la longitud de onda de la luz reflejada, el color de un objeto parecería cambiar drásticamente con las variaciones de iluminación a lo largo del día y en las sombras. En cambio, los patrones de actividad en el cerebro hacen que el color de un objeto sea relativamente estable a pesar de los cambios en su entorno.

La teoría del color en el cerebro

Los investigadores pidieron primero a los sujetos que miraran una rueda de colores y eligieran los mejores ejemplos de azul, rosa, verde, morado, naranja y amarillo. El gráfico superior muestra la frecuencia con la que las personas etiquetaron los diferentes tonos como colores; el gráfico inferior muestra la frecuencia con la que cada tono fue etiquetado como el ejemplar de cada término de color.

A continuación, los investigadores mostraron un cuadrado de color durante una décima de segundo a otro grupo de participantes. A estos participantes se les pidió que intentaran recordarlo, mirando una pantalla en blanco durante algo menos de un segundo, y luego se les pidió que encontraran el color en la rueda de colores. Al tratar de emparejar las tonalidades, todos los sujetos tendían a errar en el lado de los colores genéricos, “los mejores”.