La evolucion de la tierra

cómo se llamó el primer año de la tierra

En una síntesis de gran alcance que se basa en la investigación de campos que van desde la geoquímica y la paleontología hasta la ecología microbiana y la antropología, Judson sostiene que el desarrollo de la Tierra ha tenido lugar en cinco etapas. Cada etapa ha estado marcada por la evolución de organismos capaces de explotar una fuente de energía nueva y más potente, lo que ha permitido que la vida se vuelva progresivamente más diversa y compleja. Cada etapa ha provocado también grandes impactos en el medio ambiente planetario que, a su vez, han configurado el curso de la evolución. Este marco muestra que la evolución de la vida y de la Tierra son altamente interdependientes.

Las cinco fuentes de energía son: energía geoquímica, luz solar, oxígeno, carne y fuego. La energía geoquímica y la luz solar han estado presentes desde que se formó la Tierra, hace aproximadamente 4.500 millones de años. Se cree que las primeras formas de vida fueron impulsadas por la energía geoquímica, y que la capacidad de aprovechar la luz solar evolucionó posteriormente. Sin embargo, el oxígeno, la carne y el fuego son consecuencias de eventos evolutivos.

astronomía terrestre

La Tierra siempre será el planeta habitable más accesible para su estudio. Por ello, estudiar el origen y la evolución más temprana de la vida, junto con la evolución a largo plazo de los entornos de la Tierra, nos ayuda a entender por qué la Tierra se hizo habitable y por qué la vida terrestre ha persistido durante miles de millones de años. Los primeros entornos de la Tierra también son muy diferentes a nuestro entorno actual, y sirven como ejemplos alternativos de “planetas habitables”. El clima de la Tierra se ha visto influido por el Sol, que se ha iluminado gradualmente en un 25-30% en los últimos 4.000 millones de años, y por la presencia de gases de efecto invernadero, muchos de los cuales son producidos por la vida microbiana. La investigación de la UWAB en esta área combina conocimientos de geología, biología, química y ciencias atmosféricas, y lleva a profesores y estudiantes de la UWAB a lugares remotos como Australia y Groenlandia, para examinar las rocas más antiguas y mejor conservadas posibles.

En esta área de investigación, los profesores y estudiantes de la UWAB utilizan la paleontología y la geoquímica de isótopos estables de las rocas sedimentarias antiguas (eón Arcaico) para determinar cuándo surgieron las principales formas de metabolismo microbiano y si esto provocó cambios ambientales en la atmósfera y los océanos. Los investigadores también utilizan la geoquímica orgánica para estudiar fósiles moleculares como los hidrocarburos y el kerógeno en rocas antiguas (eones Arcaico y Paleoproterozoico), para descubrir biomarcadores de hidrocarburos que limiten la evolución de los ecosistemas microbianos. Otros investigadores de la UWAB exploran el papel de los virus en la evolución microbiana de las comunidades de los respiraderos hidrotermales.

la primera vida en la tierra

Esta revisión considera las formas en que el desarrollo de la tectónica de placas puede reconocerse a partir del registro geológico. La tectónica de placas facilita la pérdida de calor, implica un movimiento lateral suficiente para la generación de volúmenes significativos de corteza oceánica, y parece haber un equilibrio óptimo entre corteza continental y oceánica, con la Tierra cubierta en un 40% de corteza continental. El tiempo de permanencia de la corteza oceánica es corto, de hasta un par de 100 Myr, por lo que durante gran parte de la historia de la Tierra el registro de la tectónica global se conserva en los continentes, aunque los efectos de una Tierra más caliente puedan verse sobre todo en el aumento de los volúmenes de magmatismo oceánico.

Se han propuesto varios modelos para la destrucción y el reciclaje de la corteza continental, como el bombardeo de meteoritos, la sagducción, las inestabilidades gravitacionales que dan lugar a goteos de material litosférico y la subducción, tal y como se observa en la actualidad. Sin embargo, sigue siendo difícil predecir las diferencias entre los modelos en cuanto a las condiciones metamórficas y los magmas generados que proporcionan pruebas sólidas, y mucho menos inequívocas, en el registro geológico. Por lo tanto, utilizamos proxies metamórficos y magmáticos para los márgenes de placa destructivos de la actualidad, explorando cuando es posible cómo pueden tener diferentes implicaciones en el Arcaico y el Proterozoico temprano. Estos datos se integran con los del movimiento lateral de los continentes, y con las pruebas de cuándo la corteza se hizo lo suficientemente fuerte como para que la tectónica de placas pudiera operar. De paso, señalamos que incluso en períodos anteriores al desarrollo inferido de la tectónica de placas, es conveniente utilizar el término intraplaca para los magmas generados en entornos sin contribución significativa de los procesos destructivos de las placas. El término subducción se utiliza si los datos son similares a los observados en los márgenes destructivos de las placas en la actualidad. El uso del término subducción no excluye la existencia de otros procesos que den lugar a firmas magmáticas y metamórficas similares por parte de procesos diferentes en épocas anteriores de la historia de la Tierra, pero es necesario establecerlos.

cómo evoluciona la tierra

Tendemos a aceptar que es natural que los humanos habiten el cosmos. Nos preguntamos cómo podría ser de otra manera. ¿Qué sentido tendría el universo si no nos hubiera permitido existir? Esta mala interpretación del llamado principio antrópico, que según el astrofísico y divulgador Ethan Siegel es “la idea más maltratada de la ciencia”, suele llevar a un corolario: si nosotros estamos aquí, ¿por qué no muchos, muchos millones de otros? Otro principio, el de la mediocridad, sugiere que nuestra galaxia o la Tierra no tienen nada de especial. Y, sin embargo, hasta ahora no sólo desconocemos la existencia de nadie más, sino que aún no hemos encontrado un planeta similar al nuestro. La vida está lejos de ser inevitable, dicen los científicos, y nuestra presencia aquí puede ser simplemente el resultado de una serie de eventos afortunados, como premios de una lotería cósmica que muchos otros planetas perdieron en algún momento de su historia.

La existencia de la vida en la Tierra se apoya en cinco pilares principales: la distancia al Sol, ni demasiado cerca ni demasiado lejos, lo justo para que haya agua líquida; el núcleo magnético, que protege la atmósfera del arrastre del viento solar y la vida de la radiación cósmica; la propia atmósfera, cuyo efecto invernadero impide que el agua se congele; el agua, naturalmente, el disolvente universal de la vida; y, por último, el oxígeno, que nos permite respirar.