La armonía de las esferas

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El tema de la armonía de las esferas alcanzó su formulación más avanzada en el siglo XVII, involucrando diversos aspectos del conocimiento, como la astronomía, la astrología, la teología, la filosofía, la música y la anatomía. Johannes Kepler, Robert Fludd, Marin Mersenne y Athanasius Kircher aportaron diferentes interpretaciones, pero todos compartían la creencia de que Dios no sólo era geómetra, sino también músico: Dios creó el universo utilizando las proporciones numéricas y las figuras geométricas responsables de engendrar la consonancia musical. El enfoque teológico de Mersenne y el uso apologético de la ciencia del sonido culminaron en la obra de Athanasius Kircher, el erudito jesuita que forjó una peculiar síntesis entre la tradición hermético-astronómica y el mecanicismo. Contrarrestó el simbolismo de Fludd sobre la armonía entre el macrocosmos y el microcosmos con las elipses de Kepler, que conciliaban sus tres leyes de los movimientos planetarios con el debate musicológico contemporáneo. En Kepler, el orden cósmico revelado por la ciencia moderna se convierte en la representación visual más rigurosa de la sinfonía celeste y del arquetipo armónico de la creación.

Coldplay música de las esferas

La musica universalis (literalmente música universal), también llamada música de las esferas o armonía de las esferas, es un concepto filosófico que considera las proporciones en los movimientos de los cuerpos celestes -el Sol, la Luna y los planetas- como una forma de música. La teoría, originada en la antigua Grecia, era un principio del pitagorismo, y fue desarrollada posteriormente por el astrónomo del siglo XVI Johannes Kepler. Kepler no creía que esta “música” fuera audible, pero consideraba que podía ser escuchada por el alma. La idea siguió atrayendo a los eruditos hasta el final del Renacimiento, influyendo en muchas escuelas de pensamiento, incluido el humanismo.

El concepto de “música de las esferas” incorpora el principio metafísico de que las relaciones matemáticas expresan cualidades o “tonos” de energía que se manifiestan en números, ángulos visuales, formas y sonidos, todos ellos conectados dentro de un patrón de proporción. Pitágoras identificó por primera vez que el tono de una nota musical está en proporción inversa a la longitud de la cuerda que la produce, y que los intervalos entre las frecuencias sonoras armoniosas forman relaciones numéricas simples. [Pitágoras propuso que el Sol, la Luna y los planetas emiten su propio y único zumbido basado en su revolución orbital,[2] y que la calidad de la vida en la Tierra refleja el tenor de los sonidos celestes que son físicamente imperceptibles para el oído humano[3]. Posteriormente, Platón describió la astronomía y la música como estudios “hermanados” de reconocimiento sensual: la astronomía para los ojos, la música para los oídos, y ambos requieren el conocimiento de las proporciones numéricas[4].

Música de las esferas kepler

La musica universalis (literalmente música universal), también llamada música de las esferas o armonía de las esferas, es un concepto filosófico que considera las proporciones en los movimientos de los cuerpos celestes -el Sol, la Luna y los planetas- como una forma de música. La teoría, originada en la antigua Grecia, era un principio del pitagorismo, y fue desarrollada posteriormente por el astrónomo del siglo XVI Johannes Kepler. Kepler no creía que esta “música” fuera audible, pero consideraba que podía ser escuchada por el alma. La idea siguió atrayendo a los eruditos hasta el final del Renacimiento, influyendo en muchas escuelas de pensamiento, incluido el humanismo.

El concepto de “música de las esferas” incorpora el principio metafísico de que las relaciones matemáticas expresan cualidades o “tonos” de energía que se manifiestan en números, ángulos visuales, formas y sonidos, todos ellos conectados dentro de un patrón de proporción. Pitágoras identificó por primera vez que el tono de una nota musical está en proporción inversa a la longitud de la cuerda que la produce, y que los intervalos entre las frecuencias sonoras armoniosas forman relaciones numéricas simples. [Pitágoras propuso que el Sol, la Luna y los planetas emiten su propio y único zumbido basado en su revolución orbital,[2] y que la calidad de la vida en la Tierra refleja el tenor de los sonidos celestes que son físicamente imperceptibles para el oído humano[3]. Posteriormente, Platón describió la astronomía y la música como estudios “hermanados” de reconocimiento sensual: la astronomía para los ojos, la música para los oídos, y ambos requieren el conocimiento de las proporciones numéricas[4].

Armonía de las esferasálbum recopilatorio

Profesor de música en la Universidad Colgate y musicólogo ampliamente respetado, Godwin traza la historia de la idea, sostenida desde la antigüedad, de que todo el cosmos, con sus planetas y estrellas circundantes, es en cierto modo una entidad musical o armoniosa. El autor muestra cómo este concepto ha continuado inspirando a filósofos, astrónomos y místicos desde la antigüedad hasta la prese

Profesor de música en la Universidad Colgate y musicólogo ampliamente respetado, Godwin traza la historia de la idea, sostenida desde la antigüedad, de que todo el cosmos, con sus planetas y estrellas circundantes, es de alguna manera una entidad musical o armoniosa. El autor muestra cómo este concepto ha seguido inspirando a filósofos, astrónomos y místicos desde la antigüedad hasta nuestros días.

Este libro nos hace reflexionar sobre el pensamiento anterior a la Ilustración, que parecía extrañamente satisfecho con la búsqueda de significado únicamente a través de correlaciones entre cosas aparentemente no relacionadas. La idea de que las notas de la escala musical se correspondían con los movimientos de los planetas simplemente porque parecía haber similitudes en las proporciones entre las notas de la escala que coincidían con las proporciones entre los planetas se apoderó de la imaginación humana durante siglos. Del mismo modo, la mejor idea