Principales fondos buitre en españa

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Habitat, propiedad de los fondos que se hicieron con parte del capital tras el concurso, espera recibir ofertas vinculantes. Apollo, Bain Capital y otros fondos lo están estudiando. El proceso está liderado por Irea y su valor puede rondar los 200 millones de euros.

Esta promotora produjo uno de los mayores concursos de acreedores en España, al inicio de la crisis, tras el de Martinsa. A raíz de la caída, varios fondos buitre compraron su deuda que, como resultado del concurso de acreedores, se convirtió en acciones. Así, Goldman Sachs, Bank of America Merrill Lynch, Capston, Marathon y SC Lowy conforman alrededor del 70% del capital, que ahora está en venta. El resto está controlado por Ferrovial, la familia Figueras, y varios grandes inversores catalanes, como Isak Andic, accionista de referencia de Mango.

La situación de Inmoglaciar es diferente, ya que su venta responde al interés de la familia Moreno, propietaria del capital de la empresa, de aprovechar la recuperación del sector para producir plusvalías. Los propietarios de Inmoglaciar han encargado a Montalbán Atlas Capital la venta del 75% de la empresa. Varios fondos han estudiado la operación en las últimas semanas, como Apollo y Cerberus, pero fuentes del sector refieren que Cerberus parece tener más opciones.

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Un fondo buitre es un fondo de cobertura, un fondo de capital privado o un fondo de deuda en dificultades, que invierte en deuda considerada muy débil o en situación de impago, conocida como valores en dificultades[1] Los inversores del fondo se benefician comprando deuda a un precio con descuento en un mercado secundario y utilizando numerosos métodos para vender posteriormente la deuda por una cantidad mayor que el precio de compra. Los deudores son empresas, países y particulares.

Los fondos buitre han tenido éxito a la hora de emprender acciones de embargo y recuperación contra gobiernos deudores soberanos, y suelen llegar a un acuerdo con ellos antes de realizar los embargos en las ventas forzosas. Los acuerdos suelen hacerse con un descuento en moneda fuerte o local o en forma de nueva emisión de deuda. En un caso relacionado con Perú, dicho embargo amenazó los pagos a otros acreedores del obligado soberano[2][3].

El cobro de la deuda soberana fue poco frecuente hasta la década de 1950, cuando la inmunidad soberana de los gobiernos emisores empezó a verse restringida por las cláusulas contractuales[4]. Esta tendencia se desarrolló a partir de la larga historia de impagos soberanos a los acreedores comerciales con impunidad. En consecuencia, las acciones de cobro de la deuda soberana comenzaron en la década de 1950. Un ejemplo fue la congelación de las reservas de oro de Brasil en manos de la Reserva Federal[5].

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– el Programa para un Gobierno de Colaboración se compromete a proporcionar una mayor protección a los titulares de hipotecas, a los inquilinos y a las pequeñas y medianas empresas cuyos préstamos han sido transferidos a entidades no reguladas (“fondos buitre”);

– el capítulo 8 del Código de Protección del Consumidor del Banco Central de Irlanda de 2012 incluye el requisito de que “cuando una cuenta esté en mora, una entidad regulada debe tratar de acordar un enfoque (ya sea con un consumidor personal o a través de un tercero designado por el consumidor personal) que ayude al consumidor personal a resolver los atrasos”;

– El artículo 3 de la Directiva de la Unión Europea sobre las cláusulas abusivas en los contratos con los consumidores establece que “Una cláusula contractual que no haya sido negociada individualmente se considerará abusiva si, en contra de las exigencias de la buena fe, causa en detrimento del consumidor un desequilibrio importante entre los derechos y las obligaciones de las partes en virtud del contrato”;

– la decisión de Allied Irish Bank (AIB) de vender a Cerberus un importante volumen de préstamos de compra de vivienda no rentables, por un valor aproximado de 1.000 millones de euros, que afectaba al menos a 2.200 clientes;

enrique martínez celaya en conversación con raphael

Tal y como se esperaba, los “Fondos de Oportunidad” (o Fondos Buitre, como se les denomina) están empezando a deshacer posiciones y a salir de España: una buena noticia, porque demuestra que los días de las gangas han terminado, ya que el país está firmemente en la senda de la recuperación.

Su presencia en España ha sido, como es habitual en el caso de estos fondos, fugaz. Enfocados muy a corto plazo, comenzaron a llegar a nuestro país entre 2011 y 2013 y ahora, cuatro o cinco años después, están de salida, en silencio y casi por la puerta de atrás.

A pesar de que han sido demonizados, su llegada fue muy útil para algunos bancos y empresas inmobiliarias que estaban en quiebra o cerca de ella. Estos fondos vendieron desde parques logísticos hasta centros comerciales, pasando por edificios de oficinas e incluso bloques de pisos. Estas cesiones les permitieron ganar algo de dinero… y evitar una situación aún peor.

Los fondos buitre movieron el mercado, inspiraron un cierto grado de confianza y contribuyeron también a una subida de los precios de los activos. Como resultado, una vez confirmada la recuperación del país a partir de 2014, empezaron a llegar inversores a largo plazo. Entre ellos, compañías de seguros, fondos de inversión tradicionales, Socimis o “family offices”. Diagonal Mar, que en un principio fue adquirida por un fondo buitre, fue recomprada recientemente por la división inmobiliaria de Deutsche Bank.