El siglo xix en españa

rey de españa

Este capítulo ofrece una investigación exhaustiva de los modos en que la administración sanitaria coevolucionó de forma coherente e inseparable con las modernas infraestructuras de transporte-comunicación y económico-industriales del Estado español a lo largo del siglo XIX. También se investiga cómo las instituciones de cuarentena funcionaron como puertas sanitarias o puntos de control de entrada en las fronteras, marcando y consolidando físicamente a la vez que protegiendo el espacio territorial nacional. El trabajo rastrea las ideas que sustentan la configuración y el desarrollo de la red sanitaria en el territorio nacional español, que se produjo de forma desigual, dependiendo las partes más evolucionadas de ciertos puertos estratégicos y de las conexiones con la infraestructura de transporte ferroviario que aún estaba en construcción. También sugiere que la progresiva flexibilización de la cuarentena en la España liberal se vio periódicamente cuestionada por las políticas económicas y políticas que definieron la relación entre las regiones costeras y el interior del país.

españa en el siglo xix

Este libro examina los procesos de producción, circulación y recepción de imágenes de América en la España de finales del siglo XIX. Cuando los españoles de finales del siglo XIX miraban a Estados Unidos, al igual que Tocqueville, “veían algo más que América”.    ¿Qué veían? Entre la “gloriosa” revolución liberal de 1868 y el período previo a la guerra de 1898 con los Estados Unidos que acabaría con el imperio español en el Nuevo Mundo, los reformistas liberales y democráticos españoles imaginaron a los Estados Unidos como un lugar en el que podían prever el “modo de vida moderno”, como un modelo político y social (o antimodelo) al que emular, apropiarse o rechazar, y sobre todo como un experimento de cien años de republicanismo, democracia y libertad en la práctica. A través de sus escritos y discusiones sobre los Estados Unidos, estos españoles debatieron y construyeron su propia modernidad e imaginaron el lugar de su nación en el mundo moderno.

Kate Ferris es profesora de Historia Europea Moderna en la Universidad de St Andrews, Reino Unido.    Tiene intereses de investigación en las producciones y recepciones culturales en la España y la Italia de los siglos XIX y XX y ha publicado anteriormente Everyday Life in Fascist Venice (2012).

mapa de españa

Monarcas: Carlos IV (1788-1808); José Bonaparte (¡hermano de Napoleón!) 1808-13; Fernando VII (1814-1833). ) 1808-13; Fernando VII (r 1814-1833); Isabel II (r 1833-68 -se exilió en Francia, pero no abdicó hasta 1870), trono no ocupado y búsqueda de nuevo monarca (1868-1870), Amadeo de Saboya (r 1870-73), Primera República (1873), Alfonso XII (r 1875-85), Regencia 1885-1902.

Como generalización, el periodo reflejó un choque entre sistemas.    Por un lado tenemos el antiguo, el llamado Antiguo Régimen o monarquía absoluta, apuntalado por una Iglesia conservadora y otros intereses arraigados (por ejemplo, la aristocracia privilegiada), y por otro lado un sistema nuevo, inestable y poco definido, en busca de una identidad, pero llamado vagamente liberalismo.

Entre los cambios radicales que reclamaban los liberales estaba una monarquía constitucional, con el poder político investido en la Nación (Constitución de 1812, art. 3), y el derecho a expresar libremente las opiniones políticas (Constitución de 1812, art. 371).

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La segunda mitad del siglo XIX en España fue un periodo caracterizado por una fuerte presencia de la ciencia social, que incluso llegó a impregnar a las masas. Las teorías evolutivas y algunas figuras como el propio Charles Darwin estuvieron presentes en ámbitos alejados de la actividad científica propiamente dicha. La utilización de conceptos y leyes de origen biológico para el diagnóstico y la práctica política frente a determinadas realidades sociales problemáticas, como la delincuencia o la pobreza, dio lugar a teorías y escuelas intelectuales que afirmaron el valor de los principios evolutivos para el análisis de complejas realidades de desigualdad sociocultural. La atracción por la diferencia y el método científico, con la posibilidad de observación de la pobreza y la desigualdad social que el desarrollo industrial y la modernidad plantearon a los escritores, añadió al interés naturalista y biológico una curiosidad literaria por la degeneración, tanto física como cultural, de esa parte desgraciada de la humanidad.