Jardin de las delicias bosco

El jardín de las delicias terrestres cerrado

Si hubiera que elaborar una lista de las siete maravillas de la pintura desde la antigüedad hasta la actualidad, la obra maestra de El Bosco, conocida como El jardín de las delicias, estaría sin duda entre ellas. Y no sólo porque el cuadro sea un mundo único por excelencia, creado por uno de los más extraordinarios maestros neerlandeses. El encanto de este tríptico del Bosco, el más grande, se debe también a su carácter críptico.

El Jardín de las Delicias es más profundo y llamativo por su significado artístico que por sus ingeniosas y contradictorias interpretaciones. ¿La primera cita de Adán y Eva, mostrada en el panel de la izquierda, fue planeada como el comienzo de una historia de pecado y condenada al sufrimiento infernal? Así es como la mayoría de los estudiosos leen hoy el mensaje. Sin embargo, es difícil creer, viendo el alegre y ligeramente humorístico jardín, que el Bosco imaginara el placer como un crimen que merecía el castigo en el infierno. Los comentaristas están de acuerdo en una cosa: que el tríptico era la culminación de las reflexiones del pintor sobre las cuestiones eternas de la humanidad: el sentido de la vida, la naturaleza del bien y del mal y la vanidad de los placeres sensuales.

Una chica con una regadera

Nos encanta el cuadro Fresas salvajes de Hieronymus Bosch. Nuestro amor por el cuadro se ha convertido en una reinterpretación masificada del contenido proporcionado por el autor. Pasamos un número interminable de horas en el Museo del Prado de Madrid, un número interminable de horas para las discusiones, la investigación y el trabajo imaginativo alternando trozos del cuadro con gran respeto al marco y la composición.

Mirando la parte central del tríptico de El Bosco “El jardín de las delicias” nos vemos envueltos en el ambiente idílico de un picnic del siglo XV. Es un placer observar a toda esta gente feliz que disfruta de la compañía mutua, de la naturaleza, de los animales y de los jugosos frutos del bosque. Es difícil creer que en un momento serán castigados. Por el contenido del cuadro vemos que el Bosco podría haber estado asociado con la secta de los adanitas o/y de la Familia Caritatis y que introdujo su ideología en el cuadro. Muchos autores, entre ellos Javier Sierra, apoyan esta afirmación. En aquellos tiempos difíciles y complicados se nos aconseja desde el artista cómo dejar atrás el infierno de la vida cotidiana y dirigirse al paraíso. Como en los tiempos actuales, la comprensión de la realidad no es tan fácil como parece en la superficie. Enormes corrientes conflictivas luchan entre sí. La belleza del cuadro radica en que la comunicación es abrumadora y está abierta a la interpretación 500 años después de su creación.

Jardín de las delicias interactivo

El Jardín de las Delicias es el título moderno[a] de un tríptico al óleo sobre tabla de roble pintado por el maestro neerlandés Hieronymus Bosch entre 1490 y 1510, cuando el Bosco tenía entre 40 y 60 años[1].

Como se sabe poco de la vida o las intenciones del Bosco, las interpretaciones de su intención van desde una advertencia sobre la indulgencia carnal mundana, hasta una advertencia funesta sobre los peligros de las tentaciones de la vida, pasando por una evocación del máximo gozo sexual. La complejidad de su simbolismo, especialmente el del panel central, ha dado lugar a una amplia gama de interpretaciones académicas a lo largo de los siglos. Los historiadores del arte del siglo XX están divididos en cuanto a si el panel central del tríptico es una advertencia moral o un panorama del paraíso perdido.

El Bosco pintó tres grandes trípticos (los otros son El Juicio Final, de c. 1482, y El Tríptico de Haywain, de c. 1516) que pueden leerse de izquierda a derecha y en los que cada panel era esencial para el significado del conjunto. Cada una de estas tres obras presenta temas distintos, aunque vinculados, que abordan la historia y la fe. Los trípticos de esta época solían estar pensados para ser leídos secuencialmente, los paneles de la izquierda y de la derecha solían representar el Edén y el Juicio Final respectivamente, mientras que el tema principal estaba contenido en la pieza central[2] No se sabe si El jardín estaba pensado como retablo, pero la opinión general es que el tema extremo de los paneles interiores del centro y de la derecha hacen improbable que estuviera pensado para funcionar en una iglesia o monasterio, sino que fue encargado por un mecenas laico[3].

La caída de los ángeles rebeldes

El Jardín de las Delicias es el título moderno[a] de un tríptico al óleo sobre tabla de roble pintado por el maestro neerlandés Hieronymus Bosch entre 1490 y 1510, cuando el Bosco tenía entre 40 y 60 años[1].

Como se sabe poco de la vida o las intenciones del Bosco, las interpretaciones de su intención van desde una advertencia sobre la indulgencia carnal mundana, hasta una advertencia funesta sobre los peligros de las tentaciones de la vida, pasando por una evocación del máximo gozo sexual. La complejidad de su simbolismo, especialmente el del panel central, ha dado lugar a una amplia gama de interpretaciones académicas a lo largo de los siglos. Los historiadores del arte del siglo XX están divididos en cuanto a si el panel central del tríptico es una advertencia moral o un panorama del paraíso perdido.

El Bosco pintó tres grandes trípticos (los otros son El Juicio Final, de c. 1482, y El Tríptico de Haywain, de c. 1516) que pueden leerse de izquierda a derecha y en los que cada panel era esencial para el significado del conjunto. Cada una de estas tres obras presenta temas distintos, aunque vinculados, que abordan la historia y la fe. Los trípticos de esta época solían estar pensados para ser leídos secuencialmente, los paneles de la izquierda y de la derecha solían representar el Edén y el Juicio Final respectivamente, mientras que el tema principal estaba contenido en la pieza central[2] No se sabe si El jardín estaba pensado como retablo, pero la opinión general es que el tema extremo de los paneles interiores del centro y de la derecha hacen improbable que estuviera pensado para funcionar en una iglesia o monasterio, sino que fue encargado por un mecenas laico[3].